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Escuela de falacias a la que asistió el socretino.

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Escuela de falacias a la que asistió el socretino. Empty Escuela de falacias a la que asistió el socretino.

Mensaje por CalaveraDeFidel Mar Ago 12, 2014 11:44 am

FALACIA DE FALSA BIFURCACIÓN: ( santaneco : es que prefieres al imperio antes que tu patria Azalita? )
Una falacia de falsa bifurcación es cuando damos una serie de alternativas exclusivas, omitiendo que existen otras opciones. Ej: “Estudias una carrera tradicional o asumes que serás un muerto de hambre toda tu vida”. En el ejemplo anterior, se están excluyendo otras alternativas. ¿Acaso no puedo estudiar una carrera “no tradicional” y vivir dignamente (incluso ganar mucho dinero)? La mejor manera de usar esta falacia a nuestro favor es lanzarla y, rápidamente, desarrollar el escenario negativo con una pregunta abierta, que invite a ser respondida a la brevedad. ¿No entendiste nada? Te explico.
Si le dices a alguien “o estudias ingeniería o serás un muerto de hambre”, la reacción natural de cualquier mente levemente desarrollada, después de escuchar esa afirmación, es buscar los otros caminos posibles y, por lo tanto, encontrar el error en la premisa: “te equivocas. Es posible estudiar algo distinto que ingeniería y ganar buen dinero”. Para evitar eso, lo que haremos será poner a funcionar la mente de nuestro interlocutor con una pregunta abierta, que lo invite a buscar una respuesta a ella, en vez de encontrar el error lógico. En el ejemplo anterior, la trampa que usaremos será: “estudias ingeniería o serás un muerto de hambre… ¿A caso crees que la gente que gana poco dinero puede ser feliz?. La reacción inmediata de la mayoría de las personas (y, si no me crees, haz el ejercicio) será asumir la afirmación como válida lógicamente y procesar la pregunta, respondiendo algo como “por supuesto que es posible ser feliz con poco dinero”. Después de eso, ya habrá caído en la trampa y asumido, de manera indirecta, que si no estudia ingeniería, ganará poco dinero.
NOTA: la pregunta que más me hacen cuando explico este ejercicio es “¿y qué pasa si la persona se da cuenta, después de un rato, que es incorrecta la bifurcación y que existen más alternativas que ser ingeniero/ser pobre (el ejemplo da lo mismo)?”. Simple. En ese caso, lo que haces es responder algo como “no te des vuelta la chaqueta. Llevas media hora defendiendo el argumento de que se puede ser pobre y feliz, y ahora, que te lo rebato, vuelves atrás en la conversación en los puntos en los que ya teníamos acuerdo (el que calla, otorga)”.
El ejemplo que usé vale fungi. Lo importante es que entiendas la esencia.

FALACIA GENÉTICA: ( sócrates)
Su objetivo aquí es descalificar un argumento atacando sus orígenes, sin importar la validez del mismo. Ejemplo: “no es válido ese argumento de Nietzche, considerando que él mismo era un loco que pasó años en instituciones psiquiátricas rallando la papa”. ¿Ven donde está la trampa? Es lo mismo que decir “El volskwagen escarabajo es un mal auto porque fue creado por el régimen nazi”. El truco de esta trampa recae, principalmente, en el tono levemente soberbio con el que se debe utilizar. Practícala, es fácil de dominar.

CAMBIO DE PREMISA: ( luikiano)
Este es un filete. Es una de las técnicas más usadas, de manera casi inconscientes, por la mayoría de las personas. Domínala y podrás detectarla fácilmente (y hacer pasar un mal rato a tu contraparte), pero mejor aun, podrás utilizarla para nunca perder una discusión. Funciona así: en un debate técnico, de torneo, la premisa o tema a debatir está definido y anotado. Ejemplo: “¿Debe legalizarse la marihuana con fines terapéuticos?”. De igual modo, las posturas se asignan. Un equipo está “a favor” y el otro “en contra”. ¿Cuándo fue la última vez que participaste en una discusión en la que hubiese un gran papelógrafo con el tema y de tu cuello colgara un cartel con tu postura?
Bien, imaginemos la siguiente situación:
Te encuentras en un pub, con tres cubalibres en el cuerpo, hablando sobre lo terrible que es el trabajo infantil. Comentas distendidamente cómo los niños no se pueden desarrollar, no tienen infancia, pierden la inocencia, etc. De pronto, el nuevo pololo de la mina que te gusta (no sé, inventa alguien que puedas despreciar rápidamente), que es más simpático, más inteligente, más mino y que por lo que dicen tira más rico que tú, saca una cifra de la OIT que dice que, lamentablemente, no es posible eliminar el trabajo infantil en el mundo, porque en los países más pobres, esos niños marcan la diferencia entre una familia que come poco… y una que se muere de hambre. Asumamos que no eres un experto en el tema y que tampoco eres campeón mundial de debate. Tranquilo, salir “ganando” la discusión es extremadamente fácil. SÚMATE. ¿A qué, cómo, dónde? Sí, súmate a su argumento. Lo que él acaba de decir, mágicamente, ayuda a probar lo que llevas todo el rato afirmando: que el trabajo infantil debe ser regulado, para que los niños que están obligados a trabajar, lo hagan en condiciones dignas y seguras.
Este es el momento en que tú, lector, me dices esto: “UN MOMENTO,. No me vengas ahora con eso. El tema de la discusión era si debe o no permitirse el trabajo infantil. Y yo estaba en contra”. ¿Sí? ¿Estás seguro? ¿Dónde está escrito? Piénsalo detenidamente. Nunca se llegó a un acuerdo de cuál era, exactamente, la premisa sobre la que se estaba discutiendo. Tampoco, tú te “casaste” con una postura. Para todos los que están en nuestra mesa virtual, de nuestro ejemplo virtual, en nuestro pub virtual, con nuestro odiado playboy-tulón-millonario-tira-minas (sí, virtual)… lo que has estado diciendo durante media hora es que “no te gusta el trabajo infantil, que es malo, bla, bla, bla”. Pero nunca has dicho la frase “yo creo, bajo cualquier circunstancia, que el trabajo infantil debe ser prohibido en todas sus formas, en todos los países del mundo”. Créeme, cuando te digo que, cuando tomes el argumento del otro y lo uses para probar “tu postura”, nadie se dará cuenta de la trampa que estás haciendo y anotarás un gol de media cancha (aunque, probablemente, esa noche le den con inusitada rabia a tu amor platónico).

Bien, como veo en los comentarios de la publicación anterior, estamos avanzando. Ya deberían ser capaces de rebatir argumentos lógicos con patrañas sucias, pero altamente efectivas. Ahora, les daré una serie de herramientas adicionales con las que estarán más y mejor armados.

EL HOMBRE DE PAJA: ( luikiano y socretino)
El hombre de paja es una falacia deliciosa, fácil de usar y dominar, altamente efectiva y muy difícil de identificar por nuestra contraparte. Consiste, de manera resumida, en rebatir un argumento que no ha sido entregado por el interlocutor, pero asumiendo que estaba en el subtexto (y convenciendo al resto de aquello). También es cuando tomamos un elemento aislado, que por sí solo no sirve y lo tratamos como EL argumento. Este truco tiene diversas variantes, pero te enseñaré dos que serán de gran ayuda:


  1. Bienvenido al Club: consiste en identificar a nuestra contraparte con un grupo determinado (que goce de poca popularidad) en base a algunos de sus argumentos. Posteriormente, atacamos a los argumentos esgrimidos habitualmente por ese grupo. Ejemplo: Juanito ha dicho que cree que se debe subir el salario mínimo en Chile y que los trabajadores tienen derecho a manifestarse. Lo que hacemos es identificar a Juanito con los comunistas (no hay que decirlo) y responder con un “las políticas que pretenden entregarle gran parte del poder sobre la producción a los trabajadores y atacar a los empresarios como explotadores desalmados han terminado en crisis y derrumbes de naciones enteras, como ya conocemos (URSS, gobierno de la UP, etc.)”. O en el caso contrario: Alberto afirma que debemos firmar más tratados de libre comercio. Un muñeco de paja sería: “pretender solucionar todos los problemas de la sociedad a través del mercado es simplemente dotar de poderes casi supernaturales a un simple fenómeno social que debe supeditarse a las necesidades de las personas”.
  2. Me Gusta tu Parte: consiste en refutar sólo uno de los argumentos de nuestro interlocutor y actuar/dar a entender que los hemos refutado todos. La manera más sencilla de hacer esto es lo siguiente. Mientras él o ella desarrolla su postura, prestamos atención a algún elemento débil, contradictorio o simplemente que aislado del “todo” carezca de sentido. SIN INTERRUMPIR AL HALLARLO. No nos importa en lo absoluto que todo lo demás sea muy sólido. Cuando él haya terminado, cuidamos que nuestro lenguaje corporal y tono de voz comunique lo siguiente “ahora te entiendo, parece que tienes razón”. Decimos, mientras afirmamos con la cabeza: “mhhhh… ahora comprendo lo que dices. ¿O sea, que “xxxx” (rellenar con el argumento incorrecto)?”. OJO, nuestra expresión debe ser la antes mencionada. Si lo hicimos bien, nuestra contraparte afirmará y dirá algo como “exacto, eso es lo que llevo diciendo media hora”. Bien, en ese preciso instante, rebatimos de forma avasalladora la parte elegida y terminamos con un “ves, y yo llevo media hora tratando de explicarte que no”.

    FALACIA DE GODWIN:
    Hitler Si ya entendiste el mamotreto de arriba, te será extremadamente sencillo comprender esta joyita. Revisemos un poco la historia. El término correcto no es Falacia de Godwin, sino Ley de Godwin. Lo que Mike dijo es lo siguiente: “a medida que la extensión de una discusión en Internet (foro, comentarios en blog, chat, etc.) crece, la probabilidad de una comparación con Hitler o los Nazis tiende a 1″ ¿Por qué? La verdad es que mi apreciación es que, al extenderse una discusión y agotarse los argumentos, la gente tiende buscar maneras de caricaturizar a su contraparte, como una forma de dar vuelta definitivamente la conversación. Pero bueno, lo interesante es que, con el tiempo, se creó la llamada Ley de Godwin, que, si bien puede ser considerada como un subtipo de otras falacias (del hombre de paja, ad homine, etc.) es tan sabrosamente sucia, que se merece su propio espacio. Lo que haremos es lo siguiente:
    buscamos en los argumentos de nuestra contraparte, similitudes con los Nazis o con Hitler. Posteriormente realizamos la comparación. ¿Que no toda postura puede ser relacionada con ellos? Claro que sí. Veamos algunos ejemplos extremos:
    - A: “Se debe fiscalizar más el ingreso de inmigrantes ilegales”.
    - R: “Ya hubo alguien que pensó que los judíos, inmigrantes en todos lados, deberían ser tratados como personas de segunda clase y ya sabemos a lo que eso nos llevó”.

    - A: “Contrata a una recepcionista rubia, para que demos un buena primera impresión”
    - R: “Eso me recuerda a una régimen que decía que los arios eran superiores”

    - A: “Que carismático es nuestro presidente
    - B: “Recuerdo a un mandatario alemán, carismático, que provocó una guerra mundial y un holocausto”.

    - A: “Me gusta la cerveza”
    - R: “Igual que a Hitler!!!” (jajajajajaja)

    CÓMO ANULAR CUALQUIER ARGUMENTO CIENTÍFICO:
    Escuela de falacias a la que asistió el socretino. CienciaVamos adelantando algo que tenía listo para más adelante. Consiste en un par de oraciones, muy sencillas, que utilizarás cada vez que un argumento científico te tenga contra la espada y la pared. Para explicarlo, iré directamente al ejemplo:
    - Pedro: te equivocas cuando dices que no se puede viajar en el tiempo de acuerdo a la teoría de la relatividad. Ese argumento ya fue refutado y se ha demostrado, según el último estudio de la Wanchumplero University of Cochabamba y publicado en Science Today. Es más, los viajes en el tiempo son aceptados como posibles por la gran mayoría de la comunidad científica (y saca un diario de ayer, con una foto de todos los científicos del mundo diciendo “Sí se puede viajar en el tiempo”).
    ¿Duro? Pues no, si tienes esta técnica.
    - Tú: “Hace 500 años, creían que la tierra era cuadrada y, al parecer, no lo es. Hace poco más de 100, decían que no había nada más pequeño que el átomo y, ups, se equivocaron. ¿Acaso me vas a decir que no es posible que se equivoquen ahora?”.
    Al parecer, ya tienes un repertorio de trampas y engaños que te ayudarán a ganar una discusión sin tener la razón e incluso sin pensar mucho. En las próxima entrega veremos, entre otras, formas de “probar” tesis incorrectas (“comer caca hace bien”).



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