La diferencia de estar preso en Estados Unidos o en las cárceles de Cuba---Ángel Santiesteban
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La diferencia de estar preso en Estados Unidos o en las cárceles de Cuba---Ángel Santiesteban
La diferencia de estar preso en Estados Unidos o en las cárceles de Cuba
Ángel Santiesteban | 17/11/2009 17:09
Reuters
RECIENTEMENTE EL MINISTRO DE ASUNTOS Exteriores del Estado Español, Miguel Ángel Moratinos, recibió en Madrid a las esposas de dos, de los cinco espías cubanos presos en Estados Unidos.
Desde la sede de la Cancillería, el titular de Exteriores “sensibilizado”, se comprometió para colaborar, intervenir ante las autoridades norteamericanas, con el propósito de lograr el visado y que pudieran visitar a sus esposos.
Me resultaría un gesto sensible de parte del funcionario español, si días antes, cuando visitara Cuba, no se hubiera negado a entrevistarse con las Damas de Blanco, esposas también de otros presos, pero encarcelados dentro de la Isla, que fueron sancionados sin haber espiado a ningún gobierno, salvo trabajar en aras de sus ideas políticas. Y que no tenía otra intención por parte del Gobierno cubano que tener la posibilidad de canje, hacer en el futuro un intercambio de reos; un burdo ardid, un rejuego político con seres humanos.
Mi pregunta es qué diferencia hay entre las esposas recibidas con solemnidad y las esposas despreciadas. ¿Qué contradicción existe entre unos presos en Estados Unidos y otros en Cuba? Al menos las esposas de los cinco espías no han sido golpeadas en plena vía pública, arrastradas, humilladas, como en varias ocasiones han hecho con las Damas de Blanco.
Me encontraba en Kentucky, Estados Unidos, cuando fue apresada la red espía. Más de la mitad confesaron y se acogieron a las leyes norteamericanas para recibir condenas menores (por supuesto, esos dejaron de ser hijos de la Patria); tampoco critico a los otros cinco que decidieron mantenerse con sus ideales; pero siempre que lo recuerdo me resulta ridículo, mientras el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba negaba cualquier contacto con los implicados, ni actos de espionaje, entre tanto, en la televisión norteamericana exponían cómo fueron sorprendidos a través de cámaras ocultas, dejando mensajes en baños públicos (qué dirán los que también dejan mensajes en los baños de la heladería Coppelia, cine Payret o en las terminales de ómnibus).
En los cincuenta años de socialismo recordamos decenas de grandes campañas ideológicas, al menos aprendimos que, además de servir de entretenimiento, es la vía para inyectar aliento y garantizar el papel de victima de la Revolución, para sólo citar algunas: la Campaña de Alfabetización, la Reforma Agraria, Los Diez Millones, las Guerras en África (la cuenta del gran despilfarro llegó con el nombre de Período Especial), los millones que se gastaron para que nos regresaran al niño Elián (cuando en el hospital materno de al lado de mi casa las madres y recién nacidos morían diariamente por contagio de estafilococos en el salón de parto). Ahora es el Regreso de los Cinco. A veces pienso, como nos hemos acostumbrado a seguir la zanahoria ideológica, y olvidamos que los seres humanos son lo importante. Cuando los cinco espías sean liberados, vendrá otra gran campaña política. Siempre habrá alguna.
Lo cierto es que en la actualidad, de las “arcas del Estado”, que no es más que el dinero que produce el pueblo hambriento, se destinan millones de dólares para garantizar la campaña por la “liberación de sus soldados presos”. Con tal menester, mueven a sus esposas, hijos, madres y demás familiares por el mundo para buscar apoyo hacia su causa, y crean comité de solidaridad en cada país que se presente la oportunidad.
El Estado cubano se llena la boca de exigir que liberen a sus espías, pero jamás pronuncian qué harán con las decenas de presos políticos que existen en las cárceles cubanas. Quizá yo me haga eco de la liberación de aquellos cubanos en Estados Unidos, u otros que existan en cualquier parte del mundo, cuando en Cuba no haya un preso por su pensar político.
No sé si es un acto de soberbia, brutalidad o desvergüenza, que un Gobierno, sin antes haber liberado a sus Presos de Conciencia, demande a otro para que sean liberados sus Espías.
Enlace permanente | Publicado en: Los hijos que nadie quiso | Actualizado 17/11/2009 17:13
Ángel Santiesteban | 17/11/2009 17:09
Reuters
RECIENTEMENTE EL MINISTRO DE ASUNTOS Exteriores del Estado Español, Miguel Ángel Moratinos, recibió en Madrid a las esposas de dos, de los cinco espías cubanos presos en Estados Unidos.
Desde la sede de la Cancillería, el titular de Exteriores “sensibilizado”, se comprometió para colaborar, intervenir ante las autoridades norteamericanas, con el propósito de lograr el visado y que pudieran visitar a sus esposos.
Me resultaría un gesto sensible de parte del funcionario español, si días antes, cuando visitara Cuba, no se hubiera negado a entrevistarse con las Damas de Blanco, esposas también de otros presos, pero encarcelados dentro de la Isla, que fueron sancionados sin haber espiado a ningún gobierno, salvo trabajar en aras de sus ideas políticas. Y que no tenía otra intención por parte del Gobierno cubano que tener la posibilidad de canje, hacer en el futuro un intercambio de reos; un burdo ardid, un rejuego político con seres humanos.
Mi pregunta es qué diferencia hay entre las esposas recibidas con solemnidad y las esposas despreciadas. ¿Qué contradicción existe entre unos presos en Estados Unidos y otros en Cuba? Al menos las esposas de los cinco espías no han sido golpeadas en plena vía pública, arrastradas, humilladas, como en varias ocasiones han hecho con las Damas de Blanco.
Me encontraba en Kentucky, Estados Unidos, cuando fue apresada la red espía. Más de la mitad confesaron y se acogieron a las leyes norteamericanas para recibir condenas menores (por supuesto, esos dejaron de ser hijos de la Patria); tampoco critico a los otros cinco que decidieron mantenerse con sus ideales; pero siempre que lo recuerdo me resulta ridículo, mientras el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba negaba cualquier contacto con los implicados, ni actos de espionaje, entre tanto, en la televisión norteamericana exponían cómo fueron sorprendidos a través de cámaras ocultas, dejando mensajes en baños públicos (qué dirán los que también dejan mensajes en los baños de la heladería Coppelia, cine Payret o en las terminales de ómnibus).
En los cincuenta años de socialismo recordamos decenas de grandes campañas ideológicas, al menos aprendimos que, además de servir de entretenimiento, es la vía para inyectar aliento y garantizar el papel de victima de la Revolución, para sólo citar algunas: la Campaña de Alfabetización, la Reforma Agraria, Los Diez Millones, las Guerras en África (la cuenta del gran despilfarro llegó con el nombre de Período Especial), los millones que se gastaron para que nos regresaran al niño Elián (cuando en el hospital materno de al lado de mi casa las madres y recién nacidos morían diariamente por contagio de estafilococos en el salón de parto). Ahora es el Regreso de los Cinco. A veces pienso, como nos hemos acostumbrado a seguir la zanahoria ideológica, y olvidamos que los seres humanos son lo importante. Cuando los cinco espías sean liberados, vendrá otra gran campaña política. Siempre habrá alguna.
Lo cierto es que en la actualidad, de las “arcas del Estado”, que no es más que el dinero que produce el pueblo hambriento, se destinan millones de dólares para garantizar la campaña por la “liberación de sus soldados presos”. Con tal menester, mueven a sus esposas, hijos, madres y demás familiares por el mundo para buscar apoyo hacia su causa, y crean comité de solidaridad en cada país que se presente la oportunidad.
El Estado cubano se llena la boca de exigir que liberen a sus espías, pero jamás pronuncian qué harán con las decenas de presos políticos que existen en las cárceles cubanas. Quizá yo me haga eco de la liberación de aquellos cubanos en Estados Unidos, u otros que existan en cualquier parte del mundo, cuando en Cuba no haya un preso por su pensar político.
No sé si es un acto de soberbia, brutalidad o desvergüenza, que un Gobierno, sin antes haber liberado a sus Presos de Conciencia, demande a otro para que sean liberados sus Espías.
Enlace permanente | Publicado en: Los hijos que nadie quiso | Actualizado 17/11/2009 17:13
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